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Fórmula 1
NOTAS ESPECIALES (3)
En «el parón» veraniego
HIJO DE TIGRE
P I N T I T O
El sonado caso alemán
Dentro de la Fórmula Secreta están registrados hasta 1,080 conductores. Las dinastías van y regresan. Hay pocos nombres tan destacados como el de los Schumacher
renco press. Panamá. 21 de agosto de 2022. Ángelo della Corsa Todo empezó en las carreras de autos Sport de finales de la década de los años ochenta, cuando había un equipo llamado Sauber-Mercedes comandado por Jean-Louis Schlesser que se imponía de una manera bárbara sobre los rivales.
Era en la competiciones conocidas como “Grupo C”; para fines prácticos, de esos bólidos usados en las pruebas de larga duración o de coches prototipos. Cuyo carácter fue, que eran carros con capacete y salpicaderas.
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En ese entonces, los colegas del piloto francés Schlesser eran: un muchacho austriaco, Karl Wendlinger y otro alemán, Michael Schumacher. Un tercio de conductores muy veloces y espectaculares en cuanto a su precisión.
Todo cambió de pronto, cuando jalaron a Schumacher a la Fórmula 1.
De una habilidad destacable su manager, Willi Weber, lo hizo debutar al servicio de Jordan para reemplazar al belga Bertrand Gachot quien fue impedido de correr en Spa. Era el 25 de agosto de 1991.
Aunque no terminó esa primera prueba, Michael, dejó la impresión de contar con un talento por encima de lo normal.
El gestor italiano Flavio Briatore dueño de una visión y de un sentido de la oportunidad de los que se ven pocos: lo contrató con extraordinario tino, para correr en Benetton. Estaba al inicio la epopeya.
CUAL RELÁMPAGO
Porque en 1994 y 1995 se hacía Schumacher con sus dos primeras coronas.
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Para 2003 ya había dejado detrás al penta-campeonato de Juan Manuel Fangio, un registro histórico desde 1957, que el alemán disolvió.
Al final de su carrera, en 2012, era el primer hepta-monarca de la F Uno.
Del enorme piloto nacido el 3 de enero de 1969 en Hurth (Renania del Norte-Westfalia) Alemania, se han dicho un millón de cosas.
Se soslaya otra de ellas que es de verdad, singular: fue el primer conductor que era por encima de todo, un atleta de alto rendimiento que entrenaba sin parar y él, se sabía como tal.
Pero además, supo aprovecharse de la creación de un corporativo (instigado por Ferrari) que contaba con los cerebros y las computadoras que se perfilaban a perpetrar lo nunca visto en el automovilismo deportivo.
Se dice rápido, pero fue más de una década, con ocho coronas y dos subcampeonatos (desde 1998 hasta 2008).
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Lo interesante era que Schummie fue como un sol en un sistema planetario: en ese circuito astral donde nada más reinaba un osado hombre de negocios y gran piloto a la vez: él.
Rara máquina de generar riqueza como el deporte de motores nunca antes vio.
Michael tiene un hermano menor, Ralf, que es dueño de una historia más breve y con menos fortuna en dinero sonante. Quien por cierto, sigue en el negocio de las cuatro ruedas cuidando del porvenir de su hijo, David, y también habiendo influido en los avances del sobrino, Mick.
EL MÁS TIERNO
Pues, es justo de Mick Schumacher de quien se hablará.
Nació en Suiza hace 23 años pero compite como ciudadano alemán. Fue campeón en los karts, y dos veces vice-monarca en la F4. Quedó como primero en la F3 europea y asimismo, fue número uno en la F2. Si bien, empezó a correr apenas en 2015.
Lleva tan sólo 34 largadas en la F1, jugando para el equipo norteamericano Haas en sus dos temporadas recientes.
Y es muy poco lo que ha logrado ya que cosechó, hasta hoy, nada más 12 puntos. Con cinco abandonos, que es más del 14% de su currículo más, una buena suma de euros gastados, en coches que chocó.
Desde luego que el porvenir de Mick es incierto porque no ha dejado ver en sus dos cursos, algo que fuera de otro mundo.
Pero su nombre, es de entrada, una sólida garantía para los patrocinadores porque leen en ese apellido una marca de éxito.
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ODIO POR LAS COMPARACIONES
¿Es Mick la antítesis de Michael? ¿Son dos caras de la misma moneda?
Parece que es muy temprano para dar una respuesta cierta…
Imposible adivinar hasta dónde llegará el Junior con su destino, un tanto manifiesto.
Como tampoco se sabe qué le espera a Michael ya que su mujer, Corinna, ha optado por un celoso silencio (y también, cero imágenes) del marido que se accidentó esquiando en Los Alpes Franceses, a finales del año 2013, en una tragedia de lo más absurda.
Y en este punto, es que se llega a las grandes paradojas de la vida.
En el mismo año de su tropiezo, Michael había anunciado su retiro de las pistas.
Había sido el primero en ser siete veces monarca de la Fórmula impar, empezó a correr en los karts a los cuatro años. Estuvo en la liga superior de las carreras, desde 1991 hasta 2012.
EL INFORTUNIO
Esto es que, después de una vida de privaciones debido a la necesidad de estar en plena forma; cuando le ha llegado la época de gozar de la cosecha de su ardua etapa profesional, queda hecho prisionero de una cama de enfermo crónico; a base de medicamentos y ejercicios interminables así como insufribles –de rehabilitación– para obtener muy poco adelanto.
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Sin embargo, a pesar de eso tan grave, no es lo peor que le puede haber pasado a un personaje –que se supone– hizo de toda su existencia, la búsqueda de la heroicidad.
Igual que otros tantos pilotos muy importantes, se tendrá que despedir de este mundo como espectador, viendo los sucesos desde su lecho con Vick-Vaporub untado en el pecho y en la frente, expirando en santa paz…
…Y se perderá en el olvido.
Una gran pena y peor, la tremenda noción que se barajará enseguida.
Ya que los corredores de verdad inmortales (porque hay de inmortalidad, a inmortalidad) siempre han sido por encima de todos, los mártires.
EXCELSOS
Nombres como el de Aberto Ascari, el de Wolfgang von Trips, el de Ricardo Rodríguez, el de Jim Clark, el de Jochen Rindt, el de Pedro Rodríguez, el de Ronnie Peterson, el de Peter Revson, el de Gilles Villeneuve, el de Elio de Angelis, o el de Ayrton Senna: son eternos y estarán consagrados en lo más alto de los altares de la velocidad, porque derramaron el último suspiro dentro de su CockPit, tratando de asir para siempre a la victoria.
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Ellos y otros más que fueron esos paladines capaces de ir a donde el resto no podría.
No es casual. Al contrario, fue una lección que ha quedado muy bien aprendida.
Hemos visto a lo largo de más de siete décadas de carreras, que los grandes mitos de la Fórmula 1 se agigantaron si corrieron con la buena fortuna de contar con su aura de infinitud, gracias a una muerte memorable.
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«Un Bel Morir Tutta Una Vita Onora» bello endecasílabo de Francesco Petrarca (1304-1374) que es uno de los más decisivos en la poética europea clásica:
¡A Mil Por Hora!
