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FÓRMULA 1
GP DE MÓNACO 2022
P R E L U D I O
VIENE LA CARRERA
LOCA
Par Excellence
Es una competición tan absurda la monaguesca, que Nelson Piquet la condenó como una experiencia igual a andar en motoneta por la sala de su casa
renco press. Antibes. 25 de mayo de 2022. Ángelo della Corsa Mónaco es un sueño. Un ensueño. Un espejismo. Ese delirio que no tiene fin.
Para poder contentarse con él es urgente visitar a Freud pero no a Segismundo sino a Lucian y preguntarle por él y por uno mismo: por la totalidad del color y por su ausencia. Por las veladuras.
La película que uno se hace de Montecarlo, del peñón, del casino o de la piscina suele perderse entre los montes de la mente. Como le pasa a las cabras.
¿Compró usted ahí su primer reloj Bulgari cuando costaban una locura?
¿Se hizo con sus mocasines negros Fratelli Rossetti de mil dólares?
¿Ahí vio el cuento de Un Hombre y Una Mujer con el Mustang blanco de 1965, por segunda vez?
¿Bebió entero un pomo de Dom Perignon de año muy especial?
¿Fumó ese habano prodigioso de Vega Robaina?
¿Alcanzó a oír la voz meridiana de Louis Armstrong y su trompeta clarividente?
Entonces, fue por el mismo año cuando la princesa todavía era joven y bella.
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Romy Schneider estaba en una alberca bien azul, casi sin ropajes, como flotando en una intensidad que iba a ser interminable.
Un cigarrillo Gitanes furtivo que se acercó a la boca de Alain Delon y al verse sorprendido, tan sólo arqueó su ceja izquierda como para decir: –Sí soy yo a quien miras desde el balcón de ese hotel frente a la ruleta, detrás de las cortinas que ni son del todo transparentes.
Sin más. El 8 de enero de 1297 ha sido el día de los pérfidos bucaneros italianos, capaces de cualquier hazaña y luego, de matarse de la risa: se hallaban consigo mismos por los rumbos de esa costa rocosa con sus paredes escarpadas bien aptas para cometer cualquier suerte de fechorías y correr unas juergas divinas, interminables.
Así, le fue tan fácil disfrazarse de monje y colarse entre las puertas de la fortaleza que marcaba el territorio de tres villorrios deslavados a papá François Grimaldi y con él dio comienzo la leyenda que ni idea tenía que todo iba a fraguar en el aroma del Chanel Número 5.
Pasan volando 7 siglos y unos añitos, con la historia dando golpes y tropezones: todavía hoy está vivo ese Estado soberano, de los más codiciados del mundo, que Signore Grimaldi el súper abuelo de Carolina, Estefania y Alberto fundó en poco más de un kilómetro cuadrado; para metamorfosearse en la santa sede del glamour, el bacará y los suicidios fascinantes.
Mucha coca para esnifar ahí donde la sociedad más pudiente y bien poco pudorosa del planeta lo pasa tan rico tirándose a la vida que saben que está siempre por acabar.
No hay más imágenes…
¡Largo de aquí!
Atraviese La Cornisa. Pase por enfrente de El Negresco sobre la costanera de Niza y váyase lo más lejos del azur pero no vuelva jamás por estos rumbos.
Es el sueño.
El ensueño.
El espejismo.
Ese delirio que no tiene fin ni comienzo en la comarca fantástica, alegórica, supercalifragilística: donde han ganado el caché quienes de verdad son los inmortales en el deporte de la velocidad por excelencia.
Niños del globo: si un día éste su globo se va a acabar, no olviden de apagar el motor del Ferrari facturado a su nombre. No dejen enfriar la pasta –al dente– a La Carbonara.
Y por favor… …se me despiden atentos de Graham Hill, El Señor De La Costa Azul, con sus cinco victorias en el principado.
Éste, es un domingo de Mónaco:
Bienvenue Chez Leclerc.
¡A resucitar compadritos!
¡A Mil Por Hora!