MÉXICO GP 1970

RELACIÓN CON EL PRESENTE

Está más que clara la lección que ha dejado aquel Gran Premio jugado hace tantos años.

48 ya han pasado y no se debe de olvidar el ridículo en el que estuvimos envueltos. De ahí la importancia que tiene revisitar las carreras que hubo.

Para entonces, tomar como algo muy serio la oportunidad con la que contamos al estar presentes en una de las fechas de los torneos mundiales de esta categoría. Somos sólo personas de 21 países del planeta que gozamos con tan alta distinción.

No sólo es cosa de los protagonistas y de los organizadores. El público es un personaje más. Y su importancia, es clave.

El deporte que nos ocupa es elitista. Es tan claro…

Al autódromo acuden más o menos 100 mil personas cada día de actividades del Gran Premio. Todo individuo se representa y además, es un embajador de México. No hay modo, ni manera de esconderse entre la multitud para hacer algo propio de los barbajanes.

Las carreras supremas también sirven para asistir y garbear en ellas. Vestirse con la dignidad de un noble. Ir para ver y ser visto.

Prepararse para un festín de caché. Muy diferente de la masa acrítica que asiste a un partido de futbol.

Ni hablar. Todo tiene su circunstancia.

Y más nos vale saber y reconocer que la Fórmula 1 obedece a una alcurnia. Un ritual de alta categoría. Cuya otra opción es quedarse a mirar las carreras por la tele, y ahí en casa de uno, sí, comportarse tal como está educado.   

La disposición para asistir a las carreras de F Uno, debe de ser tan distinguida como la de aquel que va a la ópera o una cena de gala.

Y si usted puede darse el lujo de estar presente, siempre lo irá a recordar como algo excepcional. Debe de hacerlo a sabiendas de que es afortunado en acceder a una función de mucho mundo.

Con la pena.     

VERSIONES DE: Ángelo della Corsa © 2018

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