Para el país desde el punto exclusivo de la Fórmula 1, 1967, ha sido excepcional: por única vez en la historia, hasta hoy, un mexicano ha hecho punta de la tabla de posiciones del Torneo Mundial.
El domingo 2 de enero gana el GP en Kyalami (Sudáfrica) Pedro Rodríguez.
Fue nueve meses antes de este GP mexicano; esto es, que llegó envuelto en el aura de un triunfador. El pueblo lo celebraba como victoria propia.
Allá en Sudáfrica cobró nueve puntos y amanece el lunes siguiente, por encima de todos.
Ese Standing produce escalofríos. Se lo puede ver cómo es que dice así:
PILOTOS
Pedro Rodríguez (MÉXICO) 9 puntos
John Love (RODESIA) 6
John Surtees (INGLATERRA) 4
Denny Hulme (NUEVA ZELANDA) 3
Bob Anderson (INGLATERRA) 2
Jack Brabham (AUSTRALIA) 1
EQUIPOS
Cooper-Maserati 9 puntos
Cooper-Climax 6
Honda 4
Brabham-Repco 3
Brabham-Climax 2
En cuanto al desarrollo del campeonato, era el año de Hulme (nacido en 1939 en Nueva Zelanda) quien se coronaba por única vez.
Y aquí, ha sido que se resolvió el negocio a su favor.
Veinte equipos llegaron al enfrentamiento, mientras que en el país ya se ponía toda la atención a unas Olimpiadas que estaban por venir. México relucía brillante, aunque fuera sobre todo en la superficie.
Por otro lado, el ganador fue Jim Clark con su Lotus, dominando casi de un extremo a otro la carrera; repitiendo lo que ya había hecho en la primera edición de GP mexicanos, en plan de piloto muy grande.
Chapman dispuso de tres unidades con la flor de loto: la de Clark, otra para Graham Hill y una más que facilitó a Moisés Solana; estos autos ya habían dado molestias en Watkins Glen porque les fallaba el clutch.
Ferrari llegó con dos autos, fueron para el inglés Jonathan Williams y el neozelandés Chris Amon quienes se estrenaban en la F1, después de lo bien que se habían visto en Laguna Seca corriendo en barquetas Can-Am, del Grupo 7.
Jochen Rindt venía al servicio de Cooper con maquinaria de Maserati, pero estaba inconforme con su estipendio y abandonó al equipo inglés para ponerse a la orden de Brabham. No largó.
BRM puso en el asfalto tres naves como lo hizo en el GP de EUA. En cambio los japoneses y McLaren, sólo dispusieron de una. Para equipos privados, venían contratados Jo Siffert y Jo Bonnier, así como Mike Fisher.
Era apenas la tercera prueba de un coche francés Matra (Mécanique Aviation Traction) de Marcel Chassagny, que dos años después, iba a ser campeón.
Ya se sabía que por la altitud sobre el nivel del mar, la gasolina se evaporaba de otra manera y producía bloqueos internos en el motor que no sucedían en las otras pistas. Cosworth se servía de un sistema extra de enfriamiento que estaba cerca de donde se hacía la medición del combustible, en la parte más fresca debajo del capó; inspirados en una idea original de Honda.
El piloto mexicano Pedro Rodríguez regresaba a la acción apenas recuperado de la secuelas de un accidente que sufrió en agosto en Enna (Italia) en una carrera de F2. Esta vez, iría a manejar otro de los Cooper. Todavía cojeaba y se apoyaba en un bastón. Aseguraba que dentro de la cabina nada le dolía y podía arreglárselas para hacer una carrera razonable en “su casa”.
VERSIONES DE: Ángelo della Corsa © 2018
A las 14:30 se dio la señal para largar.
Se había resuelto la disputa por la PolePosition en las rondas de calificación, en la cual quedó como el más rápido Jim Clark sobre un Lotus poco fiable desde el punto de vista de la mecánica.
Chris Amon con uno de los Ferrari se colocó el segundo y enseguida se metieron Dan Gurney (Eagle) y Graham Hill (en otro de los Lotus).
Los pilotos en coches de Brabham estaban quinto y sexto, eran dos leones de Oceanía: Jack Brabham y Denny Hulme; con John Surtees en un Honda y Bruce McLaren, en su propio auto, a las espaldas.
Una largada de pura gente grande, en la cual se les va por delante Graham Hill, con Amon pegado a sus escapes. Y Gurney atacando feroz a Clark, con tan mala suerte para el americano, que se le calienta uno de los radiadores, cae a la cola y deja muy pronto la carrera.
Un Clark fenomenal, que estableció un nuevo récord en la 52ª vuelta, con crono de 1 minuto y poco más de 48 segundos.
Daba la 58ª Lap, Siffert y llegó a Pits lentamente. Su motor hacía un ruido atronador: un conducto del aceite, de plástico, se había colapsado y el corte de lubrificante que iba a las levas, provocó que se fundiera una, así que ya no completó ni esa vuelta.
Hulme fue lapeado por Clark en el giro 62 y en el siguiente, Amon abandonó. De ir en el segundo lugar: su Ferrari se había quedado sin combustible y caló en La horquilla. Chris detuvo el bólido y se quitó el casco, se lo veía infeliz mientras el público lo aplaudía.
Los que ahora hacían punta, pasaron a su lado: de repente oyó que la máquina tableteó, era su bomba de combustible que había encontrado las últimas gotas: el motor arrancó y fue hacia la meta. La función como que se cortaba y volvía a arrancar, pero llegó: Clark ya se había adueñado de la bandera a cuadros.
En la tabla de registros, Amon apareció en primera instancia como si fuera el quinto, con dos vueltas menos; luego, se hicieron bien las cuentas finales, y se lo dejó en el noveno puesto.
Brabham quedó en segundo lugar, fue el único que terminó en la misma vuelta que el ganador, pero un minuto con 26s., detrás.
Un giro más fue en el que quedó, Hulme. Sin embargo, con este resultado aseguró el Campeonato de Pilotos de 1967.
En la misma Lap, en la cual la mayoría de la gente había pensado que era la de Amon, en realidad, habían cerrado sus carreras: Spence, P. Rodríguez, Jean-Pierre Beltoise y Williams. El piloto de F-2 en el Matra, había superado a Williams en el último giro, para cruzar la línea el francés delante, por poquito, del británico.
Los únicos que también clasificaron fueron Bonnier y Guy Ligier, si bien lapeados cuatro veces.
Los resultados legales tomaron mucho tiempo para quedar oficializados, porque se hacían los escrutinios de acuerdo con las regulaciones: la última vuelta de cualquier auto, debía de ser del doble de la vuelta más rápida del ganador y, la última vuelta de Amon, había sido mucho más dilatada que eso…
Después de las sesudas deliberaciones, los comisarios decidieron no contar el último giro del Ferrari, lo que lo puso tres Rounds detrás, entre Bonnier y J. Williams, justo en el noveno lugar.
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En la tercera Lap Clark ya había dado cuenta de Chris Amon y de Hill, su compañero en el equipazo de Colin Chapman.
El escocés tenía problemas con el embrague y aún así, dominó al resto, para ganar casi liderando de punta a punta, demostrando su maestría. HatTrick.
Graham abandonó en la vuelta 18ª lo que permitió a Brabham meterse en el tercer puesto, detrás de Amon.
El más peligroso era Hulme que corría en el cuarto sitio.
Cuando el Ferrari falló, se aclararon las cosas para Denny. Al final, quedó el tercero en la cuestión.
Pedro con ese Cooper-Maserati que le cayó tan bien, pesca un punto de oro: había largado desde el decimotercer cajón del arrancadero. Otra de sus grandes entregas.
Pedro El Grande había arrancado desde la 13ª posición y fue haciendo una carrera muy inteligente, escalando cada vez que podía, hasta acabar en los puntos.
Era la segunda unidad que cosechaba en “su tierra” y sumaba ya los 19 puntos obtenidos, en las diez y seis recientes largadas; de ellos, nueve los recogió al ganar este año en Sudáfrica, cuando jugaba por novena vez un GP. Por eso, fue reconocido como un hombre de enorme tamaño.
Y se lo ha hecho inmortal.
Moisés, había desistido a la altura de la 13ª Lap, sin suspensión.
Por cierto, al salirse una de las ruedas, le pasó cerca de la cabeza.
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Denny Hulme ya era campeón del mundo, apenas en su tercer año corriendo en la F1.
Había llegado a Inglaterra como mecánico siguiendo las huellas de McLaren y de Jack.
Se coronó al completar su carrera número 27, todas con Brabham.
En adelante, trabajaría de la mano de Bruce; hasta que se retiró, con 112 GP en su foja de servicios.
También debe destacarse que ésta fue la 24ª victoria de Jim Clark y su PP número 32.
Para Lotus significó ganar por 29ª vez y encajar su 40ª Pole.
En cambio, Ford-Cosworth, ganaba por cuarta ocasión y obtenía apenas su novena cuerda de arrancada.
Jo Siffert había llegado a su 50º GP.
Nadie sabe lo que viene…
La afición de México ya lo había adoptado como visitante muy distinguido, y ésta, fue la última oportunidad que tuvo de verlo correr.
Era Jim Clark en su apogeo como velocista.
Se había adueñado de cuatro Poles en La Magdalena.
Seis meses más tarde se mataba en una carrera de F-2 en Hockenheim, Alemania.
Fue un día nefasto: el 7 de abril de 1968.
Clark llegaba a la altura de Juan Manuel Fangio con sus 24 triunfos. Todavía iba a obtener uno más en Kyalami, el 1º de enero del año posterior (1968).
Había dejado impuesta una marca en el trazado mexicano, por su media de 163.220 Kph en el total de la carrera.
Rompía la barrera de los 160 kilómetros/ horario en el promedio, de toda una carrera a 2,250 metros sobre el nivel medio del mar.
Ya estaba escrito.
Le iba a llegar a uno de los dos pilotos de Brabham el título.
Iba a ser el jefe o al primero de a bordo.
Y en México fue donde se dilucidó la empresa.
Era una tarea relativamente simple (pero grandiosa) la que tenía que emprender el neozelandés este domingo, se trataba de no perder de vista al australiano en toda la carrera. De no cometer ni un error. Y Denny lo consiguió...
Terminaron 51 X 46 en sus cuentas de puntos.
Mientras que Clark, dejaba las cosas en 41 unidades.
VERSIONES DE: Ángelo della Corsa © 2018