MÉXICO GP 1966

RELACIÓN CON EL PRESENTE

Sí que tiene que ver con lo de hoy.

Machacando sobre aquella peligrosidad de las carreras de los autos de estas épocas ya idas. Cosa que a los corredores de entonces, los tenía como sin cuidado.  

Valentía. Intrepidez. Exaltación suprema.

Locura de una vida completa a cambio de un trofeo, o dos.

Es casi absurdo querer entender vocaciones así.

Siempre ha habido tipos más resueltos que buscan lo imposible.

Y es de esperar que esta costumbre nunca termine. Porque en caso contrario, estaremos perdidos como especie.

Para nadie es un secreto que la victoria, después de correr con tantas prisas: es una emulación de la grandeza.

A su escala, el formulismo tiene que ver con lo esencial de la humanidad.

Se puede constatar que hoy (ya adelantado el siglo XXI) se usa y hasta se abusa, de las medidas de seguridad en las carreras.

Pero bien que se ha de asegurar que más temprano que tarde, se volverán a tomar riesgos mortales.

El hombre necesita estimulantes, y la adrenalina es fabulosa; no está prohibido su uso: sea en la montaña más alta, en el fondo del mar, o en el espacio: se seguirán escribiendo proezas nacidas de la fuerza de los riñones y del alma. De una mente más enérgica. No tiene usted que dudarlo. 

Parte de los desasosiegos inexplicables que despierta la Fórmula 1 de este tiempo y de siempre, se alimentan y beben de las hazañas de aquellos fenomenales tipos, sedientos de lo que lleva en su interior todo ser vivo.

La fuerza (la locura) de sus entrañas...  

Al hombre común, no le ocurre que pueda ser poseedor de todo al mismo tiempo: o cuenta las epopeyas de los más grandes aventureros que lo llenan de gloria y de aspiraciones, o se conforma con cuidar a sus personajes, hasta que mueren fatigados, en su ancianidad.

Por eso se ha dicho que a los dioses, les encanta recoger a los corazones jóvenes. Valga la cruel paradoja.

Puestos a escoger: es preferible irse de este mundo como Senna, que como Fangio (con enorme respeto por el sentimiento de sus familia).

Ambas cosas no. Es pedir lo imposible.

Los héroes no sirven para algo más importante, sino para redimir los miedos y la impotencia de quienes somos, según se presume, en apariencia: más normales.  

VERSIONES DE: Ángelo della Corsa © 2018

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