Estaba por ser quinceañera, sin embargo era mucho lo que había madurado.
Nada menos, los carros ya obedecían a reglamentaciones más severas. Los fabricantes de automóviles en el mundo la empezaban a considerar como asunto importante ya que acrecentaba su fama por ser un laboratorio muy valioso para las nuevas prestaciones de los vehículos.
Se rumoreaba en los pasillos por donde andaba la afición, que las compañías japonesas preguntaban mucho y hasta llegaban técnicos de ese país a las carreras. De hecho, ya había conseguido su inscripción el equipo Honda y se hablaba por ahí con admiración, de una pista de pruebas asombrosa en ese país.
Otra cosa, era calificar para hacer las largadas.
Por ejemplo, no les permitieron realizarla para el GP de Bélgica; en cambio en Alemania, Italia y en los Estados Unidos se presentaron para las calificaciones, pero en las carreras sufrieron tres abandonos.
VERSIONES DE: Ángelo della Corsa © 2018
Pedro Rodríguez llegaba a su tercer Gran Premio. Pero ya había cerca de él, gente que lo acompañaba y planeaba cómo hacer completa toda una temporada; proyecto que fraguaría en uno o dos años más. Por lo pronto, en 1964, sólo corrió en este GP de México.
Moisés Solana, tan sólo tenía como experiencia la carrera del año previo. Y de nuevo, fue inscrito.
Era muy rudimentario el sistema para que los pilotos entraran en acción, se alquilaba un coche para disputar una justa, y ya.
Los dos mexicanos hacían callo en carreras nacionales y con incursiones en otras categorías; tanto en casa como en los Estados Unidos.
Pedro, ya conocía al dedillo el mundo del deporte con motores en Europa, porque participaba de las carreras de largo recorrido como las de Reims, en el Nurburring y Le Mans. También desde luego, las canadienses y ni se diga, en Daytona o Sebring de los EUA.
VERSIONES DE: Ángelo della Corsa © 2018
Desde que se pactó para que hubiera eventos de la Fórmula 1 en México y se construyó ex profeso el autódromo de “La Magdalena”, el propósito era contundente: todo implicaba que serían muchas carreras las que nos esperaban.
La gente pensaba que iba a ser un espectáculo deportivo para toda la vida…
Por lo pronto, vino esta segunda edición nacional –válida– que de cierta manera, respaldaba el gran esfuerzo que hacían los organizadores para mantener el interés en la clase de competición que era la F1.
Maravilloso, porque por primera vez en la historia de este deporte, el telón del final de temporada bajaba en suelo patrio.
Y aquí mismo, quedaba resuelta la propiedad de la corona mundial de ese año.
Lo bueno además era, que ya había una afición que se había horneado con Las Carreras Panamericanas. Y asimismo, reforzado con todo tipo de pruebas que se hacían por los Estados.
Al fin de cuentas para su gusto, los enamorados de la velocidad, contaban con la cercanía del vecino del norte, donde había varios escenarios y ni hablar: Indianápolis, que hasta 1960 había sido parte del torneo de la categoría mundial.
VERSIONES DE: Ángelo della Corsa © 2018
Se disputa en una temporada muy reñida. Cada prueba contaba, ya que venían peleando muy parejos los equipos de Ferrari y BRM. No fue otra cosa, que la lucha sorda entre la tecnología inglesa, contra la italiana. Y por si fuera poco, Lotus que los asediaba.
La corona iría a ser para Graham Hill (de BRM) o para John Surtees (con Ferrari) poco detrás venía el de Lotus, Jim Clark.
Salieron de Watkins Glen (del GP de los EUA) separados por cinco puntos a favor de Hill; después de Surtees, estaba Clark cuatro puntos debajo.
En “La Magdalena” había pocas chances de que fuera a coronarse como campeón Clark ya que lo más que podría ganar, eran nueve puntos y Hill estaba a nueve exactamente. Lo que sí estaba más a la mano, era, ganarle el subcampeonato a Surtees.
Un duelo entre tres británicos a cual más de competentes. Tres ferreos gladiadores…
El público mexicano se identificaba con Jim Clark quien había ganado en el año previo. Pero…
En efecto, el temible “invitado de piedra” era Clark quien desenvainó el puñal desde un día antes, perpetrando una pole position de finísimo bordado.
El sábado, echó toda la presión sobre sus contrincantes al dejar a Dan Gurney con su Brabham-Climax, casi un segundo detrás de sí.
Por su parte, los dos de Ferrari; el de Lorenzo Bandini y el de Surtees largarían desde la segunda fila.
Mike Spence de Lotus, con Graham Hill al lado, era un par que lo haría desde la tercera línea.
Ferrari, concedió el permiso para alinear un tercer coche que “El Comendador” puso en manos de Pedro Rodríguez.
La expectación estaba al límite de lo soñado. Dichosos los que pudimos asistir.
¡Tarde memorable!
La suerte jugó su partida y faltando poco para la arrancada traicionó a Graham Hill, ya que el elástico de sus goggles se relajó.
La máquina de Surtees, no se sentía a gusto, tal vez por la altura sobre el nivel del mar, quizás debido a la carga en los tanques de combustible mal calculada; o hasta por un set up equivocado.
A quien le tocó trabajar para el desgaste de Graham, fue a Lorenzo Bandini que lo persiguió desde la 12ª lap, hasta que pudo pasarlo a la altura de la 30ª; inclusive, se tocaron en la 31ª cuando ya se quedó Hill detrás y, cayó hasta el decimotercer puesto.
El Ferrari de Surtees venía mejorando conforme el gasto de gasolina rebajaba el lastre. Aprovechó de las condiciones y se metió, el tercero.
A Hill, se le averiaron los escapes. Sólo si abortaban la prueba sus rivales, podía coronarse. Mientras que Gurney se aferraba en el segundo sitio.
Todo pintaba a favor de que, el milagro sucediera, porque desde la salida Jim se fue furioso a la punta, desdeñando al resto. Pero la maldita fuga de aceite que había empezado tan discreta lo obligó a bajar el paso y a no poder dar el último giro.
Dan Gurney ganó el segundo GP de México.
A Clark nada más le alcanzó, para que lo apuntaran como el del quinto lugar. Agarró dos puntitos…
Muy al corriente con la lectura de la carrera y gracias a Bandini que lo dejó adelantarle; John Surtees fue el segundo al llegar a la raya de la meta. Nada más y nada menos que, con los seis puntos que requería para alzarse como el nuevo monarca.
Los mexicanos firmaron con Pedro Rodríguez que fue el sexto, lapeado con un giro y, con Moises Solana, el décimo, dos vueltas detrás de los punteros.
VERSIONES DE: Ángelo della Corsa © 2018
Pasó lo increíble porque en las dos últimas vueltas, se puso de líder Gurney, sobre Jim Clark que había liderado las 63 previas, pero el Lotus del de Escocia, venía cascabeleando por la tal fuga de aceite impensada.
En cambio, Graham quien largó desde la sexta posición nunca tuvo carro para ir más allá del tercer puesto, hasta la mitad de la justa; luego, cayó hasta el décimo sitio y por fin, le faltaron dos giros para acabar el GP mexicano… …en el undécimo lugar.
John Surtees campeón del mundo. Se había coronado en México, sobre un Ferrari azul y blanco (lo que no deja de ser un fenómeno poco visto porque los coches de Maranello se han distinguido por ser del color de la sangre, de los corazones enamorados; de los labios de las mujeres más lindas).
VERSIONES DE: Ángelo della Corsa © 2018
La librea roja, clásica desde el nacimiento del caballito que relincha, brilló por ausentarse.
Sucedió que Enzo Ferrari estaba en desacuerdo con la autoridad deportiva de entonces (que ya era la FIA, por cierto) porque no homologaban sus coches de “Gran Turismo”.
“Drake”* amenazó con dejar las competiciones.
Para no fallar al compromiso establecido con el torneo mundial, los hizo correr como un entry privado en las dos carreras finales: bajo el nombre de la NART, que era quienes importaban sus coches a los EUA. Y cambió su color oficial.
*Otro de los apodos de Enzo Ferrari. Lo usaban los más íntimos (sobre todo en Italia) pero no para llamarlo, sino para hablar de él... ...El gran señor ¡El mago!
VERSIONES DE: Ángelo della Corsa © 2018
El velocista impar de la F Uno (corriendo contra reloj) Jim Clark: llegaba a su 18ª Pole.
Le entregaba a Lotus la 23ª y a Climax, la número 36.
Después de él, ha habido corredores muy rápidos pero la media de productividad del escocés sigue siendo de espanto (45.83%) una Cuerda de Arrancada, de cada dos veces.
En cuanto a la carrera, ésta, coronaba las hazañas de “Il Grande John” cuatro veces monarca del mundo en las motocicletas de 500 cc, al servicio de las motos italianas MV Augusta y después fenomenal subido encima de las cuatro ruedas...
Llevar al campeonato a Ferrari, era de verdad, una proeza clamorosa. Era apenas el segundo título que llegaba a Maranello.
Surtees no se quedó con las ganas: triunfó después con un Cooper en Mexico en 1966. Fue la penúltima de sus seis victorias, le faltaba esa insólita que le dio a Honda en Monza, un año más tarde.
Dan Gurney había cosechado dos victorias, una en Francia (en Ruan) y enseguida, otra después en el GP de Bélgica de 1967; fue todo lo que logró con 86 largadas, entre 1959 y 1970. Murió en enero de este 2018, con sus felices 86 años.
VERSIONES DE: Ángelo della Corsa © 2018
Era 1964 pero ya había que obedecer con todo celo, a que un coche no pesara ni un gramo por debajo de los 450 kilos.
Aunque la motorización era libre de elegirse: estaba prohibida la “sobrealimentación” y no había que exceder los 1,500 cc de la capacidad dentro de los motores. Pero por ejemplo, era posible ver diferente número de cilindros en las plantas de impulso, entre un equipo y otro.
La gasolina debía de ser la del comercio normal en Europa; el consumo por carrera no estaba limitado y se podía reabastecer de combustible, durante la misma.