«CALENTANDO MOTORES»

CÁNDIDA CONVERSACIÓN

SOBRE LAS CARRERAS DE AUTOS
Y OTRAS COORDENADAS

T A C

En más de una de las lenguas nórdicas, con este monosílabo se expresan las gracias.

Que nos sirva –esta vez– para abreviar los tres elementos fundacionales de todo lo que existe; de cada obra que iniciamos; de todas las actividades que nos ocupan.

TRABAJO, AMOR y CONOCIMIENTO

No nada más como las partículas esenciales que están en la fuente de la vida, sino, como las que concurren cuales materias primas para conducirla. Y aquí están, representadas en una fórmula.

Como ya se lo sabe: las fórmulas sirven para expresar de manera concisa, precisa y maciza las cosas o los actos.

Están basadas en una convención. En ese arte de ponerse de acuerdo todos: para entendernos en algo que aunque no sea definitivo, lo aceptamos como válido sin rechistar.

El rojo es para detenerse y el verde para continuar. Hoy es viernes y no martes, etcétera.

H2O es la más universal de las formulaciones.

E=MC2 es la fórmula más pretenciosa.

Quiere decirnos, en poco, que la energía es igual a la masa multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz. “La Relatividad” según don Albert Einstein…

Ustedes se deben estar formulando una pregunta mientras que yo tengo como cierto que he sido invitado para hablar de la F1.

Y debo por lo mismo de formular mis ideas y por qué no: mis anhelos…

T A C

Ella es la más íntima de las fórmulas a las que se les puede decir, la uno… La primera. La original. La prístina. La de verdad indispensable.

Porque debe, o debería al menos, haber una fórmula que nos oriente en cualquier condición.

La fórmula 1 que tiene que ver con la realidad más real. Con la certeza. Con el bien hacer y con la dicha.

Que sirva para encarar el presente y también el futuro… Así y todo, me siento muy comprometido a hablar del otro asunto que parece que nos debe de interesar. Al menos, este fin de semana.

DE LAS CARRERAS DE AUTOS

Ya que por otro lado la Fórmula 1 es también una categoría. La uno. La suprema.

Habla de la competición para salir sobre cuatro llantas desde un punto dado igual para todos y, llegar el primero…

Que se juega en, mono-lugares o monoplazas; o sea, en coches.

Con esas ruedas en libertad y la cabeza del piloto enfrentando al aire; para girar en trazados con asfalto que van ir rodeando un perímetro previsto.

Empezó en 1950 y lleva sin interrupción dirimidas apenas 1,053 carreras.

Con ella se pone fin a una gama muy rica de pruebas de velocidad sobre un vehículo, que se venían disputando desde los finales del siglo 19.

Sí. Porque a la par del invento de los motores de combustión arrancó la pasión por los enfrentamientos para ver cuál coche y qué piloto eran los más rápidos.

Estatua de la Victoria Alada de Samotracia (Louvre)

DESDE LO INMEMORIAL

El hombre siempre ha jugado a las carreras. A partir del tiempo aquel cuando empezaron los rituales en los cuales se danzaba alrededor del fuego; con cánticos y con recitaciones o rezos: y también se celebraban competencias.

Los primeros juegos olímpicos vienen al recuerdo. Suceden 776 años antes de Cristo y es increíble que todavía tengamos noticias de los reportajes primitivos de unas carreras jugadas por entonces.

En la Olimpia se hacían brindis a Zeus, como simbolizando batallas, pero en la paz: jugando.

Eran eventos que más temprano o más tarde iban a reflejarse en el arte: la cerámica, la escultura y las bellas letras.

Y desde luego, que tenían un final más allá del rito para comunicarse con los dioses: la victoria.

Era el triunfo, representado por la corona de hojas del olivo o con los laureles para el mejor en las competiciones lo que atraía a toda la gente.

Hoy ya con 21 años del tercer milenio apenas es que, al menos yo, tengo clara la imagen del triunfo, y con gran gusto se las comparto…

…Se representa ostentoso con la cabeza de la Victoria de Samotracia en los brazos de la Venus de Milo.

Por favor que ni se vaya a pensar que es una puntada mía. Es el acierto más sonoro que escuché de las mil maravillas que dijo el poeta guatemalteco Luis Cardoza y Aragón.

Pero decía antes de las competiciones en la edad clásica.

Y hablaba del público. Del espectador que se quería ver en la figura del campeón.

Que no es otro, que el mismo público de hoy.

Siempre en busca de un hombre igual que todos pero que sea el vencedor. El modelo…

Desde entonces, podemos encontrarnos con lo que contaba Píndaro –a quien se puede considerar, con total tranquilidad, el periodista deportivo por excelencia–.

Este vate nacido por el año 518 aC., quien con sus libros de Epinicios (las glorificaciones); o sea con “las inmortales Odas de Píndaro” nos iba a traer in sécula seculorum los corales compuestos en honor de los triunfadores de los certámenes de su tiempo, para resaltar el valor del deportista.

Nada más van hasta esta fecha 2,500 años de importancia dando fe de algo tan sencillo y tan hermoso, como lo es el triunfo de uno igual a nosotros, sobre el resto.

Traer desde el tiempo que pasó volando, una y otra vez el recuento de las victorias que han marcado la diferencia –abismal– entre lo común y lo prodigioso.

El choque sombrío de la mediocridad frente a la belleza.

Y destacar: la radical importancia que conlleva la bondad de ser el triunfador.

T A C

Haciendo el recordatorio como queriendo invocar que al trabajo, al amor y al conocimiento, cuales los componentes de lo más excelso: nada les es ajeno.

Porque son ni más ni menos que, los tres elementos fundacionales de la vida. Así que hablemos de:

LOS NEGOCIOS EN EL CIRCUS

Desde luego que esta fórmula ha sido primero que todo lo demás, un deporte.

También un espectáculo esencialmente televisivo. A tal grado que en el año 2019 reportó a 22 mil millones de personas viéndolo a través de las “teles” en todo el planeta.

Por esa enorme visibilidad –tomando en cuenta además– al resto de plataformas de las que se sirve, nos deja que valoremos su importancia y el interés que despierta. De suerte que, por encima de sus otras condiciones: se puede constatar, cuando nos referimos a la F Uno, que se está hablando de un negocio espectacular y de acción prolongada.

No lo debemos de ignorar…

Es ya famoso saber que, cuando se suma el PIB de todos los que hacemos parte de La Carpa, sus montos nos colocan apenas detrás de los Estados Unidos y de China…

Pero ni se crea que ello empezó en esta época: por los años de la década de los cincuenta del siglo previo, los italianos con sus vermús catapultaron las marcas autóctonas para que se hicieran universales: Cinzano, Campari, Cinar y Fernet Branca lo saben muy bien.

En los mejores días, por 1968, el británico Colin Chapman creador del mito llamado Lotus, inspirado en lo que había visto en Sudáfrica, hizo otro de sus pases de mago y, comenzó a promocionar los cigarrillos Gold Leaf en el carenado de sus autos que hasta antes de ello, fueron verdes con una cenefa amarilla.

Pasando después por los ilustres nombres de: John Player Special, Silk Cut, Gitanes, Camel o Rothmans: hasta que se llegó a la explosión planetaria de Marlboro… …Lo nunca visto.

Era apenas un aviso de lo que se vio más tarde también con marcas de productos o servicios como: Parmalat, Benetton; en especial el Banco Santander y por encima de todos ellos: Red Bull.

Pegando de HomeRun con las bases llenas.

Quienes piensen que la pasión y hasta la locura que despiertan los deportes y sus estrellas es cosa nada más del presente quedan invitados a leer, de nuevo si es preciso, la Odisea y la Ilíada para que revivan el gusto que les daba a los antiguos el hecho de disfrutar de las competiciones entre los mejores de su tiempo.

La época clásica de Grecia y de Roma insiste en ello con todo entusiasmo y, lo resumieron diciendo literalmente: orandum est ut sit mens sana in corpore sano.

NOTA: roguemos para tener una mente sana en nuestro cuerpo sano.

Es bien cierto.

Para ahondar más en el espectáculo donde se enfrenta el poder real del hombre, debe de mirarse con especial atención al Coliseo, cuyas ruinas majestuosas están en Roma.

Y visitar muchas de las otras huellas que dejó la época de más sabiduría en la humanidad (no se ha dicho información, ni conocimientos; sino esa instancia más elevada que sólo los sabios parecían comprender para qué sirvió) pues, tales ruinas se encuentran para evidenciarlo, también, en el sur de Francia: los circos.

Relieve de una cuadriga romana (Galleria degli Uffizi)

EL ROMANO

Es el de la grandiosidad.

Hay muchas pruebas de que llegaban por miles “los aficionados” a veces desde zonas muy lejanas, para hacer parte del furor circensis. La pasión se desataba por los juegos públicos que eran presididos por los pretores.

En ellos, se invertía gran parte de lo que se cobraba por medio de los impuestos. Era una devolución al pueblo por sus esfuerzos.

Desde mucho antes de las funciones ya estaban las grandes colas para entrar al coloso. Luego se llenaban las graderías para aplaudir, azuzar y abuchear a sus protagonistas.

Siempre ha habido reconocimiento desbordado y al mismo tiempo rechazo irracional, por las figuras del deporte.

No obstante, los gladiadores o los luchadores que se enfrentaban entre sí o contra las fieras: eran personajes muy importantes.

Se sabe, incluso, que el centro de la atención estaba en las carreras de carros, ya habían llegado los vehículos de “las fórmulas” para ser parte de la civilización al grito de Pan y Circo.

Todo fue encaminado para traer ante el coro del ser humano a un gran campeón:

CAYO DIOCLES APULEYO

El auriga por excelencia quien compitió hasta llegar a los 42 años está más que reconocido, porque hay pruebas inequívocas de su existencia y de su competitividad.

Nació en el primer siglo de hace dos milenios. Y se reconoce que llegó hasta más allá de los cuarenta años de edad.

Fue corredor, al menos en 23 de estos años que estuvo en el mundo.

Sirvió en varias de las escuderías de su tiempo que se distinguían con nombres de los colores: la blanca, la verde, la roja y la azul.

Eran organizaciones que tenían como dueños a los grandes potentados y era de enorme prestigio ser el patrón de un equipo.

Apuleyo Diocles jugó 4,257 carreras y obtuvo 1,642 victorias, subiendo al podio en otras 1,438 pruebas.

Esto es, que su gradiente de efectividad era del 34 por ciento (similar al de Lewis Hamilton) pero sus ingresos fueron incomparables.

Se conoce de percepciones en denarios para él, hasta por más de 35 millones de sestercios a lo largo de su vida en el deporte.

Una cifra equivalente a lo que costaba el grano para todo un año en la “Ciudad Eterna” o una quinta parte del salario de todo el ejército del imperio romano por 365 días.

Mucho más de lo que han ganado nunca: Michael Schumacher, Sebastian Vettel, Fernando Alonso, Hamilton y Verstappen sumando los ingresos de ellos cinco.

Ha sido el gran héroe de la muchedumbre romana.

Este mito no es mentira, ya que se confirma en una lápida que está en su tierra y también en algunos monumentos por los que su leyenda perdura.

El juego que Apuleyo jugaba no era cosa de niños, muchos aurigas perdían la vida en volcaduras y choques.

Diocles usaba casco, coderas, un cinto muy ancho, rodilleras y espinilleras. Todo hecho de cuero.

A la cintura portaba una charrasca muy afilada, para cortar las riendas en caso de caer y que no lo mataran sus caballos.

T A C

Ajá. Querer no olvidarnos de los tres elementos que le dan forma a la dicha.

Trabajo, amor y conocimiento.

Y entonces, poder remontarnos con la imaginación a la primera decena del siglo XX.

Ello, dejando pasar a capricho apenas mil cuatrocientos años para conocer de otro de los grandísimos pilotos de todos los tiempos:

TAZIO NUVOLARI

Nació en Mantua en 1892 y jugó carreras hasta 1948 para morir muy enfermo de los pulmones en 1953, en los albores de la Fórmula 1.

Él decía que su problema respiratorio se lo causaron los humos del mofle de sus autos; pero la verdad es que fumaba tabaco oscuro más que un chacuaco industrial.

Tazio es a mi manera de entender las carreras de hoy, el antecedente sine qua non.

Muchos de los que serían estrellas del automovilismo ya de esta era, compartieron la pista con él. Y todos sin excepción lo admiraban porque era un piloto impar.

Surgió a la fama con Nuvolari un fenómeno de admiración y apasionamiento que no se conoció antes: era el deportista cumbre que ya subido en un auto con maquinaria de combustión de cuatro tiempos hacía maravillas y dejaba como trastornados a sus fans.

Un piloto de autos sencillamente único.

Formidable.

Nube.

Nublado.

Núvoli.

Campeón europeo en la década de los años treinta, ganó todas las carreras imaginables en cualquier cantidad de carros diferentes.

Su prueba más grandiosa de todas fue cuando triunfó en el ring de Norburgo en aquellos tiempos en que éste era un verdadero infierno verde.

Fue durante la celebración del Grand Prix de Alemania de 1935. Con un auto viejo y más lento de Alfa Romeo, derrotó a cinco Mercedes Benz W-25 en años en los que Alemania se aprestaba a ser el nuevo imperio mundial bajo las alucinaciones de Hitler y sus secuaces.

Los rivales que cayeron rendidos a los pies de Tazio fueron grandes maestros de volante como Rudolf Caracciola, Lugi Fagioli, Hermann Lang, Manfred von Brauchirsch y Michael Geyer.

También sucumbieron los pilotos de Auto Unión –hoy Audi– Bernd Rosemeyer, Achille Varzi, Hans Stuck y Paul Pietsch.

Esa tarde “Núvoli” se adueñó de la Victoria Imposible…

Hay una cantidad fabulosa de cuentos sobre los triunfos del mantuano: que ganó con una pierna enyesada; corriendo sin fanales en una justa nocturna; en dos sitios a la vez; en carreras a las que nunca fue; o hasta en pruebas que jamás se realizaron. Se decía…

Y es que la gente en su delirio lo inventaba cada vez más poderoso.

Más o menos por esos años de entreguerras europeas, se les empezó a decir tifosos a los fanáticos italianos, a los coches de velocidad.

Sus ídolos han sido los padres fundadores del gran pilotaje hasta nuestros días.

Alberto Ascari, Piero Taruffi, Felice Bonetto, Luigi Muso, Vitorio Brambilla, Umberto Maglioli, Ludovico Scarfiotti; Andrea de Adamich, como tantos otros y bueno…

…Giuseppe “Nino” Farina el primer campeón del mundo de la F Uno.

Varios de estos timones legendarios vinieron a correr “La Pana” en México en los cincuenta. Con ellos empezó la comezón por las carreras de autos, a la europea.

T A C

La fórmula de las fórmulas

Y comenzar con un breve recuento de quienes pueden estar entre los mejores de siempre. Cada uno en su tiempo y con sus cualidades irrepetibles.

Por ello, lo más justo cuando se trata de decir quién es el mejor corredor de la F Uno de todos los tiempos que se elija a Nuvolari, que aunque nunca corrió, como tal en esta categoría: él les dijo, en teoría y en la práctica, cómo deberían de hacerlo…

Aquí pues, se enumeran en una especie de vuelo de pájaro a: un argentino, dos ingleses (no importa si uno es escocés, por ejemplo) un alemán y otro del Brasil.

FANGIO

El argentino Juan Manuel Fangio. Insustituible.

Así de fácil.

Nada más y nada menos que, el amo en los años de la década de los cincuenta del siglo veinte.

47.06% el índice de precisión con sus 24 victorias, en 51 largadas.

CLARK

Jim el escocés, de quien se decía que volaba.

Un maestro que lució a lo grande en los sesenta. Arrasaba con todos…

La perfección al volante y la sencillez envidiable de un ser humano. Más bien mortificado por una mancha negra en su camisa.

34.72% de asertividad. Ocho Grand Chelem; más que nadie, porque L. H., apenas ha perpetrado seis.

Jim Clark (1930-1968)

SENNA

Ayrton el paulista mágico. Campeón integral. El gran místico.

Desde 1984 hasta 1994. Un brutal Califa entre califas en la década de ensueño.

Con 41 triunfos en 161 arrancadas. Para hacer un 25.47%.

SCHUMMIE

Michael Schumacher ha sido la primera corporación de la Fórmula 1. Un atleta más que un piloto.

Se llevó todo desde 1991 hasta 2012.

307 competiciones y 91 de ellas, ganadas (para obtener un 29.64%).

Y HAMILTON

Lewis tiene un poco de todos ellos.

Pero aún más porque su leyenda todavía no empieza.

El es una realidad de estos días. No hay quien le haga sombra hoy por hoy.

100 triunfos en 282 arrancadas que ha dado, para obtener un magnífico 35.46% de productividad.

Elegir a cinco como los más interesantes para un solo criterio, aunque sea el propio, no hace justicia porque se está soslayando a los otros mil diez y siete pilotos de los que hay registro.

Muchos dicen que el más grande pudo ser Stirling Moss; que Alberto Ascari siempre será un campeonísimo.

Para recordar con fugacidad a Wolfgang Von Trips el aristócrata que aceleraba como pocos; o a Peter Revson el heredero de Revlon que prefirió el vértigo de las carreras.

También traer del nirvana a Elio de Angelis un alma sensible y buen pianista quien era muy veloz; o por fin, a Gilles Villeneuve tal vez el racer más espectacular de siempre.

Viene aquí la advertencia, porque si le seguimos con todos y cada uno de los conductores que han despertado pasiones entre la afición. Será un cuento de nunca acabar.

Ya que faltaría sumar a: Jochen Rindt, a sir Graham Hill, a Jackie Stewart o a Niki Lauda y a Nigel Mansell o a Nelson Piquet.

Ya se verá que esto no tiene fin, porque siempre faltarán cosas y anécdotas que contar, por ejemplo, de Ricardo y de Pedro Rodríguez.

T A C

Los pilotos que se han mencionado los puede usted poner en el orden que quiera o que los necesite. También, prescindir de ellos y añadir a los que guste.

Pero tomando siempre en cuenta estos ingredientes básicos: velocidad, más velocidad y todavía mayor velocidad,

Así la experiencia (reloj en mano) nos indicará quienes más vienen al caso…

Y pasar –ahora– a conversar de los escenarios.

CUAL MÉXICO

Como será muy fácil comprenderlo: hay más de un criterio para determinar cuáles y dónde es que se encuentran los sitios ideales para esta categoría de competiciones, por lo mismo, habrá que tomarse la licencia para hablar de las que a alguien le gusten más que las del resto, que no se enumerarán.

Mismas a las que uno regresaría gustoso para asistir a otro Grand Prix.

Por ello, se antoja como acto de justicia hablar primero del que fue en sus años el Autódromo de la Magdalena Mixiuhca y más tarde, desde el año 1973, ya se llamó: el de los “Hermanos Rodríguez”.

Esta pista de carreras se encuentra ubicada en el oriente de la Ciudad de México.

Como la misma ciudad precolombina conocida bajo el nombre de Tenochtitlan, es inexplicable para qué se fue a crear un centro capital a tanta altura con relación al mar.

La tradición urbana europea había apostado por levantar sus centros poblacionales muy cerca de los ríos o al pie del mar. También se usó buscar las inmediaciones donde hubiera una mina de sal, o campos para la agricultura que fueran muy ricos.

Cuando en la Nueva España se ratificó la ubicación de su capital en el intrincado Valle de México, volvió a verse la falta de un criterio que fuese más capaz de mirar hacia el futuro.

Hay poco que se pueda hacer al respecto…

Se ha aducido que la magia y las decisiones, quizás, teológicas, tuvieron que ver con la elección para que sobreviniera esta urbe, de la que se dice que, con todo y suburbios contiene a más de 20 millones de habitantes.

Y no precisamente de esos que puedan presumir exceso de civismo. Así y todo vaya que tienen cosas muy buenas que los capitalinos mexicanos han mostrado al paso de los siglos.

Desde hace décadas esta ciudad padece de serios problemas por la contaminación del aire que enrarece a esa atmósfera tan alta. Su tráfico de autos deja mucho que desear.

Hay una suma de factores que dicen que no debería ser el lugar idóneo para recibir a un circuito del automovilismo mayor. Pero en ese punto se hizo y la costumbre lo ratificó hasta hoy, cuando ya ha hospedado a 21 carreras de Grand Prix.

Empezó su andadura en tiempos del presidente López Mateos quien gobernó en el país del año de 1958 al de 1964.

Él, sabía de la trascendencia que tuvieron las Carreras Panamericanas que se habían jugado en nuestro país cinco veces, a partir de 1950. Y de cómo fue que influyeron para darnos un cierto prestigio cosmopolita ante el resto del mundo.Adolfo López Mateos se encantaba por igual con las mujeres bonitas que con los automóviles deportivos.

Y bueno… …tenía especial cariño por los, entonces, jóvenes pilotos Pedro y Ricardo Rodríguez, dado la buena amistad con los padres de ellos.

Ese presidente, lo mismo recordado porque viajó mucho por el mundo hablando bien de nosotros: dio la orden para que se hiciera el circuito, en 1959, dentro de un complejo deportivo muy grande, y pronto se pudo negociar que su pista, fuera parte de la agenda para el campeonato de 1961, como carrera de exhibición y un año después: ya reconocido como sede oficial de los GP.

Contando tres etapas distintas, ha llegado hasta el presente, siendo siempre un reto para poner en su punto la aerodinámica y los motores de los autos, por lo sucio de la atmósfera y la altitud enrarecida a 7,500 pies lejos del mar.

Lo que dificulta hacerse con el mejor oxígeno.

Aquí está y ha visto correr a grandes pilotos desde aquella década de los años sesenta: entre ellos destacan quienes han ganado un par de veces como: Clark; Mansell; Alain Prost; así como Hamilton y Verstappen en esta época…

También, a quienes han sido vencedores, al menos en una ocasión, siendo varios de ellos campeones mundiales que aquí dejaron su impronta, al caso: John Surtees; Graham Hill; Denny Hulme; Ayrton Senna y, Nico Rosberg.

Mencionado esto, ya se puede ver cómo es que este trazado sin ser de los que se aman y se idolatran como los clásicos, entre los clásicos: sí que tiene anécdotas que contar…

LOS DE MAYOR IMPORTANCIA

Sus leyendas los han cristalizado. Son excepcionales; pero por encima de todo, son los que más le gustan al buen conocedor o a los que siempre le encantaría regresar al más entendido en la cuestión:

MÓNACO

El principado a los pies de Montecarlo es a no dudarlo, la joya máxima de la corona. No es otra cosa que, el caleidoscopio de las mil fantasías. Empezando por papá Grimaldi.

Sí. Por el año 1297 Francisco Grimaldi, llamado “La Malicia”, se apoderó una madrugada del pueblucho a los pies del peñón de Montecarlo, disfrazado de monje franciscano, para con su gavilla de compinches, malandrines, apropiarse por sus puras pistolas: y así, convertirlo en su terruño.

Comienza de esta manera una historia apasionante que remata con los años del príncipe Rainiero III quien junto a su mujer, la actriz norteamericana Grace Kelly, trabaja con tenacidad para tornar Mónaco en la capital del turismo de estrellas incontables.

Las carreras de Fórmula 1 y su tropa extravagante facilitan a la vez que expeditan que, se le dé el reconocimiento general.

Mónaco es la Fórmula y la fórmula es Mónaco.

Aceptando, enseguida que: las pruebas en sí, son lo de menos.

Lo que importa es el aire de grandeza y majestuosidad que le confieren. También es cierto que: la parte hace al todo…

SILVERSTONE

Es la verdad absoluta. La solera pura.

La cuna de las carreras y la capital del mundo de los coches de la más alta competición, por ser una región donde se encuentra a los técnicos, los talleres de los más distintos suministradores de todo lo que necesita el automovilismo deportivo.

Y a los conocedores que determinan qué es lo bueno y que otra cosa no se debe de aceptar.

Muy cerca de la pista en aquello que fue un aeródromo de la Segunda Guerra Mundial está el cuartel general de la mayoría de los equipos de la Fórmula mayor.

Su trazado es una delicia ¡Mucha aceleración!

SPA

En Bélgica.

Es la excepción de verdad notable ya que se trata de la sede que ofrece como trayectoria para la competición una cancha que denuncia quién es el bueno y cuál auto el más virtuoso.

Todo ello corriendo frenéticos por encima de una carretera vecinal, que une a las poblaciones de Spa y a Francorchamps en la zona de Las Ardenas.

SUZUKA

El patrón Soichiro Honda era un tipo con una sabiduría y sensatez extraordinarias, no sólo por haber construido motocicletas a partir de las máquinas para cortar el césped. Y luego, autos, hasta hacer un imperio planetario.

También le gustaban las carreras y quería que sus carros Honda fueran victoriosos.

En 1962 mandó construir, cerca de Nagoya, esta pista: decidiendo que contuviera una réplica de los fragmentos de las otras trayectorias en el mundo que eran las más importantes, para que sus coches aprendieran a dominarlos mejor que los otros.

Desde 1987 ha soportado carreras, hasta llegar a los 31 GP.

Debe decirse que gracias a una afición muy estudiosa y apasionada que aplaude como si fueran japoneses a todos los pilotos que decide que son buenos, se la señala como única; cosa que se debe de sumar, a las empresas niponas que directa, o indirectamente, se han involucrado en los negocios de las pruebas de alta velocidad.

El templo de Suzuka y la Tierra del Sol Naciente son básicos para que la F1 sea lo que es, y se le ame a la par del respeto que despierta.

Y ABÚ DABI

De 2009 en delante se ha sostenido como el faro que alumbra al Medio Oriente.

La Marina Yas sobre el Golfo Pérsico, fue donde se vieron los primeros ejercicios de ingeniería y de arquitectura del despacho de Hermann Tilke.

Se ha hablado tan sólo de media docena de sedes, siendo que en la historia de la F1 ya vamos en 76.

No por ello, se le va a quitar un ápice a la importancia de Monza o a la de Barcelona; y si se quiere, hasta a los trazados como los de: Ímola, Le Castellet, Hockenheim o el de Interlagos, en Sao Paulo.

Mercedes (W-12)

LO QUE SIGUE

Tengamos absoluta confianza de que, en delante, cada uno de los presentes verá y asistirá a la carreras de Fórmula 1 con otro bagaje…

…Pero no nada más eso, sino sé que usará esta Fórmula 1 secreta que les he compartido para ser más competentes en sus respectivas carreras.

Buscar la victoria.

Y también darle prioridad a la dicha.

Lo más deseable de todo, será poder balancear de acuerdo con cada circunstancia los tres componentes.

Estemos ciertos, por favor, de que llegará el momento en que sea el amor la materia prima de más importancia cuando las circunstancias pidan formular la receta con la cual enfrentar la situación más crítica jamás pensada.

Porque crisis es el tiempo que está reclamando, por fuerza, un cambio de criterio.

Así que de paso, recordemos que lo único permanente es el cambio. No olvidemos nunca el río de Heráclito.

T A C

Nuevo trabajo. Renovado amor. Y conocimiento fresco.

UN ÚLTIMO PAR DE REFLEXIONES

Que parecen importantes.

Primera, todas las actividades de los hombres “son una tontería”.

Se puede decir –a lo loco– que cada uno de los gustos, de sus oficios y hasta de sus diversiones, no pasan de ser cosas de chiquillos.

Añadir –con algo de cinismo– que nada es válido y no hay qué, que valga la pena ser compartido.

Esto puede parecer cierto.

Pero no lo es.

Ocurre que lo que no se conoce y aquello que no se ha comprendido: se presta para el desprecio.

En cambio, cuando se sabe de los pormenores: desde la tauromaquia hasta la producción de armas, tienen su importancia y un valor de mucho peso en sí mismos.

Cada arte, cualquier especialidad, toda tarea: deben de respetarse y de ser valoradas.

Me pregunto preguntando:

¿Será absurdo jugar carreras?

Este deporte que trata de ver quién gana subido en un auto ¿puede considerarse cosa seria?

¿Sienten miedo los pilotos al ir en un coche de 800 caballos de fuerza, apenas con 752 kilos de peso y corriendo a 350 kilómetros horario?

Esta es la segunda cosa para pensarse: ya que es natural que el miedo surja porque puede haber un peligro.

El gran reto del ser humano es la superación de la naturaleza.

No hay más. Se trata del gran triunfo que tenemos que lograr cada quien, a diario…

Un líder social, un capitán de empresa, un padre amoroso o un tipo con éxito: debe de hacer cada 24 horas, o cada mes, o al menos cada año una carrera de Gran Premio en su propio circuito.

Correr en pos de la victoria.

Salir desde un punto de largada y llegar a una meta. Y… …siendo el primero.

La diferencia reside en hacer conciencia.

Valorar que a lo que nos dedicamos, debe de acometerse sobre una nave que viaja en el espacio sideral a 30 kilómetros por segundo; pero sin motor ni piloto…

Se llama Planeta Tierra.

Por eso mismo, es tan importante contar con una fórmula por encima de las demás fórmulas:

TAC TAC TAC

DEL FÍN

Ángelo della Corsa
Charla con sus amigos
en el Autódromo de los Hermanos Rodríguez
Ciudad de México
el viernes 5 de noviembre del 2021

Jackie Stewart entrevistado por della Corsa (Montreal 1990)

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